Nada reemplaza el contacto visual al frente de los participantes de mis capacitaciones, la virtualidad no me permite tener el contacto directo con sus emociones, con sus expresiones me es posible saber en el mismo instante si lo que se está explicando es claro. El lenguaje corporal de los participantes es tal vez el diferenciador entre las capacitaciones virtuales y las presenciales.
La pandemia nos llevó a desarrollar habilidades para utilizar las herramientas de capacitación que nos ofrece la tecnología, pero somos seres humanos que necesitamos el contacto social con otras personas para compartir el de la emoción
En cualquiera de las modalidades, el cliente decide cuál es el mejor mecanismo para capacitar al personal de su empresa, es nuestra responsabilidad cumplir con el objetivo de transferir el conocimiento en los cursos que impartimos.
Gracias al Grupo Regency que me permitió volver a la presencialidad en el 2022.